ENF. DE CROHN - 30 de agosto de 2024
La enfermedad de Crohn es una afección crónica que provoca inflamación en el tracto gastrointestinal. A medida que avanza la investigación, se ha descubierto que el eje intestino-cerebro, una comunicación bidireccional entre el sistema nervioso central y el sistema gastrointestinal, desempeña un papel crucial en la manifestación y progresión de esta enfermedad.
El eje intestino-cerebro es una red compleja que conecta el cerebro con el sistema digestivo. Esta relación comunica ambos sistemas a través de señales químicas, hormonales y nerviosas. Al ser una comunicación bidireccional, tanto el cerebro como el intestino se envían estas señales mutuamente influyendo en sus funcionamientos.
El intestino cuenta con trillones de microorganismos llamados microbiota intestinal. Estos microorganismos producen sustancias químicas que provocan cambios en el cerebro, por ejemplo, los neurotransmisores como la serotonina o la dopamina que influyen en el estado de ánimo. El punto de conexión fisiológico entre el intestino y el cerebro es el nervio vago, que, a través de su impacto en la microbiota intestinal, puede afectar al estado de ánimo y a los comportamientos.
La relación entre el eje intestino-cerebro y la enfermedad de Crohn es bidireccional.
La enfermedad de Crohn implica una respuesta inmune anormal que causa inflamación crónica en el tracto gastrointestinal. Las señales inflamatorias que envía el intestino al cerebro pueden afectar tanto a nivel físico como psicológico, causando fatiga, estrés y alternaciones del estado de ánimo.
Por otro lado, el estrés y la ansiedad tienden a agravar la sintomatología del Crohn, ya que el estrés crónico activa el eje hipotálamo-hipófisis-adrenal (HHA), aumentando los niveles de cortisol, que también empeoran la inflamación intestinal.
La microbiota intestinal juega un papel fundamental en la comunicación entre el intestino y el cerebro. Estudios recientes sugieren que la disbiosis, un desequilibrio en la microbiota intestinal, está asociada con la enfermedad de Crohn. La microbiota intestinal modula la producción de neurotransmisores como la serotonina y el ácido gamma-aminobutírico (GABA), reguladores de emociones como la ansiedad y la tristeza. La disbiosis reduce la producción de estos neurotransmisores, contribuyendo a estados emocionales de depresión y ansiedad.
Reconociendo la influencia del eje intestino-cerebro, es crucial abordar tanto los aspectos físicos como psicológicos en el tratamiento de la enfermedad de Crohn. Las intervenciones psicológicas, como la terapia cognitivo-conductual (TCC) y la reducción del estrés basada en mindfulness (MBSR), han demostrado ser efectivas en la mejora del bienestar mental y en la reducción de los síntomas gastrointestinales.
Además, las modificaciones en la dieta y los probióticos pueden ayudar a restaurar el equilibrio de la microbiota intestinal, lo que podría tener efectos positivos tanto en la salud mental como en la física. La integración de estos enfoques holísticos puede romper el ciclo de retroalimentación negativa entre el estrés, la disbiosis y la inflamación.
El eje intestino-cerebro es un componente clave en la comprensión de la enfermedad de Crohn desde una perspectiva psicológica. La interdependencia entre el sistema nervioso y el sistema gastrointestinal resalta la importancia de un enfoque multidisciplinar en el tratamiento de esta enfermedad. Abordar tanto los síntomas físicos como los aspectos emocionales y psicológicos puede mejorar significativamente la calidad de vida de los pacientes con Crohn.
Redactado por:
Alimentación 3S