¿Existe una dieta para nuestros pulmones?

Nuestro sistema pulmonar realiza una función de limpieza importante donde entran en contacto con nuestro organismo tóxicos y sustancias del exterior, pudiendo generar un impacto a nivel de inflamación y oxidación celular o envejecimiento de los pulmones. Las mujeres, además, tienen un peor sistema de limpieza pulmonar frente a los hombres, por lo que deben vigilar aún más estos factores.

Los trastornos y patologías relacionados con el sistema pulmonar, tales como el EPOC, asma, alergias, hipertensión pulmonar, gripes y resfriados comunes, entre otros, están sumamente relacionados con los hábitos de vida y el cuidado de la alimentación.

Como tal no existe una dieta específica para la salud pulmonar pero sí que hay pautas alimentarias o nutrientes a tener en cuenta en mayor cantidad que pueden ayudarnos a su cuidado ya sea a nivel preventivo como de intervención. Principalmente, en estas pautas encontramos una indicación de potenciar antioxidantes que contrarrestan esa cascada de consecuencias inflamatorias y oxidativas y que debemos tomar a diario a través de diferentes alimentos. Algunos ejemplos son:

• Frutas y verduras de todos los colores: cada color tiene un grupo concreto de antioxidantes. Por ejemplo, algunos de los más potentes son el licopeno que se encuentra en tomates, papayas y sandías o los betacarotenos presentes en las zanahorias.

• Té verde o té matcha porque contiene un antioxidante llamado EPGCP.

• Cacao puro o chocolate negro por sus polifenoles.

• Huevos, quesos o boniatos ya que contienen luteína y zeaxantina.

• Coenzima Q10 o ubiquinol, para absorberlo bien necesitamos llevar una dieta rica en grasas saludables a lo largo de la semana. El cuerpo produce también una cantidad, aunque va disminuyendo con la edad.

• Ácido lipoico que se encuentra en espinacas, brócoli, carne y levadura.

Aparte de insistir en los antioxidantes, debemos vigilar que llevamos una dieta con suficiente cantidad de vitaminas tales como la A, E, C (frutas, verduras, huevos, mariscos, quesos, boniatos, frutos secos y aceite de oliva) y minerales como el zinc (avena, anacardos, piñones, soja, sésamo, lino, pipas de calabaza, girasol y germen y salvado de trigo), cobre (anacardos, pipas de girasol, sésamo, chocolate, mariscos, legumbres y cereales integrales) o selenio (nueces de Brasil, mejillones, sepia, atún, bonito, pasta integral, pipas de girasol y sésamo).

Como resumen, si observamos las recomendaciones concretas, todas pueden cumplirse con una dieta más basada en plantas donde haya alta ingesta de frutas, verduras, frutos secos, semillas, grasas saludables como huevos y aceite de oliva también y añadir y fomentar las especias.