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Las similitudes entre la menopausia y la presión arterial alta complican su diagnóstico

HIPERTENSIÓN - 7 de enero de 2022

Cuando las mujeres pasan los 50 años, y el diagnóstico de la menopausia está cada vez más cerca, se suelen confundir los síntomas comunes de esta patología con los de la hipertensión arterial.

En los hombres la presión alta se denomina hipertensión, pero las mujeres están más expuestas a etiquetar erróneamente estos síntomas y pensar que es simple estrés o síntomas de la menopausia. Esto las pone en riesgo pudiendo padecer fibrilación auricular, insuficiencia cardiaca y accidentes cerebrovasculares.

La enfermedad cardiovascular es la primera causa de mortalidad en la mujer en la mayor parte del mundo, y pese a esta realidad, el riesgo de padecerla continúa siendo subestimado en mujeres.

La detección temprana de este problema es clave para el posterior tratamiento en edades más avanzadas, además, aquellas mujeres que durante el embarazo han sufrido de tensión alta, son más susceptibles a padecer hipertensión una vez haya llegado la menopausia, e incluso, demencia décadas después.

Aquellas mujeres que tienen una menopausia natural temprana (es decir, no quirúrgica) antes de los 40 años, también tienen más probabilidades de desarrollar enfermedades cardiovasculares. De hecho, cada año, se asocia con un aumento del riesgo del 3%.

Las afecciones inflamatorias autoinmunes como la artritis reumatoide y el lupus son más comunes en las mujeres que en los hombres y aumentan el riesgo cardiovascular alrededor de la menopausia.

Esta patología suele ocurrir porque disminuye el nivel de estrógenos en el organismo, ya que estos, favorecen la relajación de las paredes de los vasos sanguíneos, y, por tanto, aumentan el flujo sanguíneo y reducen la tensión arterial. Además, los estrógenos protegen contra el colesterol malo que también influye en nuestra tensión arterial.

Pero no es únicamente por esta razón, sino también por el envejecimiento general de la paciente. Los cambios en el metabolismo ligados a esta nueva etapa hacen que la mujer acumule grasa y aumente de peso, aumentando por ende la tensión arterial.

Uno de los motivos que hace de esta enfermedad algo peligroso es la dificultad para identificar los síntomas. El dolor de cabeza, la dificultad para respirar o el sangrado nasal son algunos de los síntomas que pueden aparecer. El problema reside en que estos síntomas no son específicos y, por lo general, no se presentan hasta que dicho trastorno alcanza una etapa grave o potencialmente fatal.

Esta dificultad en la etapa del diagnóstico hace que las consecuencias sean, en ocasiones, muy preocupantes. Unos índices altos de presión pueden desencadenar pérdida de memoria, cambios de personalidad, accidentes cerebrovasculares, dolor en el pecho, ataques cardiacos, edemas pulmonares, pérdida de la función renal, o ceguera, entre otras.

Para controlar los niveles de presión antes y después de la menopausia llevar una vida sana es el mejor de los consejos. Mantener un peso idóneo, consumir alimentos saludables para el corazón, reducir la cantidad de alimentos procesados y sal en la dieta, hacer ejercicio de forma regular, controlar el estrés, limitar o evitar el alcohol, y dejar de fumar, son algunos de los consejos que habría que seguir para preservar el nivel de presión arterial.

De suma importancia también es que las pacientes cuando acudan a sus médicos mencionen todos los síntomas que notan y se salen de la norma. Además, la colaboración entre cardiólogos, ginecólogos y endocrinólogos es clave para ayudar a prevenir problemas cardíacos y hacer diagnósticos más tempranos.

 

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