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Más allá de los síntomas: la salud mental en la epilepsia

EPILEPSIA - 2 de mayo de 2025

Cuando hablamos de epilepsia, solemos pensar en las crisis o convulsiones como el principal problema. Pero vivir con epilepsia implica mucho más que eso. Esta condición puede afectar la vida emocional, la autoestima, las relaciones y la manera en que una persona se enfrenta al mundo. Por eso, cuidar la salud mental es tan importante como seguir el tratamiento médico.

Las personas con epilepsia pueden experimentar una variedad de emociones difíciles, que van desde el miedo hasta la frustración o la tristeza. Algunas de las preocupaciones más comunes son:

  • Miedo a sufrir una crisis en público

  • Ansiedad constante por no saber cuándo ocurrirá un episodio

  • Sentimientos de inseguridad o vergüenza

  • Sensación de aislamiento o incomprensión

  • Cambios en la autoestima

En algunos casos, estas emociones pueden dar lugar a trastornos como la ansiedad generalizada, la depresión o incluso síntomas de retraimiento social. Y es que la epilepsia no solo afecta al cuerpo, sino también a la forma en que una persona se siente consigo misma y con los demás.

Factores que pueden influir en la salud mental

  • El diagnóstico en sí: Recibir un diagnóstico de epilepsia puede generar confusión, miedo o incluso duelo por la vida que se tenía antes.

  • Limitaciones en la vida diaria: Como no poder conducir, evitar ciertos deportes o tener que tomar medicación constante.

  • Estigma social: Aunque cada vez hay más información, aún existen prejuicios o falta de comprensión que pueden afectar al bienestar emocional.

  • Efectos secundarios de los fármacos: Algunos medicamentos pueden influir en el estado de ánimo, en el sueño o en los niveles de energía.

Vivir con epilepsia de forma saludable incluye prestar atención a las emociones. Las siguientes estrategias pueden ser de gran ayuda:

  1. Hablar de lo que se siente. Expresar emociones con alguien de confianza ya sea un familiar, un amigo o un profesional, ayuda a liberar tensión y sentirse menos solo.

  2. Buscar apoyo psicológico cuando sea necesario. La terapia psicológica puede ser un espacio seguro para gestionar el miedo, la tristeza o la ansiedad, y también para reforzar la autoestima y el sentido de autonomía.

  3. Identificar y manejar el estrés. El estrés puede ser un desencadenante de las crisis en algunas personas. Aprender a gestionarlo con técnicas de relajación, respiración, ejercicio moderado o actividades placenteras puede mejorar tanto el estado de ánimo como la estabilidad general.

  4. Conectar con otras personas que viven lo mismo. Sentirse comprendido hace la diferencia. Existen grupos de apoyo presenciales o en línea que pueden aportar compañía, información y empatía.

  5. Potenciar lo que sí se puede hacer. En lugar de centrarse solo en las limitaciones, es importante enfocarse en las capacidades, intereses y metas personales. La epilepsia no define a la persona, es solo una parte de su vida.

La epilepsia no afecta solo al cuerpo, también impacta emocional y psicológicamente. Atender la salud mental es esencial para mejorar la calidad de vida y fortalecer los recursos internos de quienes conviven con esta condición.

Hablar de lo que se siente, buscar ayuda cuando se necesita y rodearse de apoyo son pasos clave para vivir con epilepsia de forma más tranquila, segura y plena. Porque cuidar la mente también es cuidar la salud.

Ana López Alonso. Psicóloga General Sanitaria M-35894 en Alimentación 3S.

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