VIDA SALUDABLE - 2 de mayo de 2025
La heparina es un medicamento anticoagulante que se utiliza en el tratamiento y prevención de coágulos sanguíneos y trombosis venosa. Su uso se ha extendido gracias a su presentación en agujas precargadas con diferentes concentraciones, según la prescripción que tenga cada paciente, permitiendo que muchas personas puedan administrársela cómodamente en casa. En este artículo vamos a explorar los pasos a seguir para poder auto inyectarnos de forma correcta la heparina, y descubrir varios consejos para aquellas personas que la necesitan en su día a día.
PREPARACIÓN
Higiene, ante todo. La limpieza es esencial cuando administramos inyecciones. Antes de manipular la heparina, es imprescindible lavarse las manos a fondo con agua y jabón durante al menos 20 segundos. Con ello prevenimos la propagación de gérmenes y reducimos el riesgo de infecciones.
Tener un ambiente adecuado. Para administrar la heparina es fundamental encontrar un lugar tranquilo y cómodo, ya sea un sofá, un sillón o apoyados en la cama con cojines. Es importante poder ver claramente la zona donde se va a inyectar la heparina y estar concentrados en la inyección.
LA TÉCNICA DE INYECCIÓN: PASO A PASO
Selección de la zona de inyección.
La heparina se ha de inyectar preferiblemente en la zona del abdomen, a unos 5 centímetros de distancia de los laterales del ombligo. Es recomendable alternar entre el lado izquierdo y el derecho para evitar la formación de hematomas. Si se tiene alguna cicatriz o hematoma, hay que evitar inyectar la heparina en esa zona, pero manteniendo siempre la distancia con el ombligo. En el caso de que se tenga programada alguna cirugía en el abdomen, la zona de inyección puede trasladarse a los muslos.
Una vez escogida al área donde se va a administrar la heparina, se debe desinfectar frotándola con un algodón empapado en alcohol, haciendo círculos de dentro hacia afuera durante al menos 30 segundos.
Preparación de la jeringa.
Las jeringas precargadas de heparina son la presentación más común y fácil de usar. Se debe retirar el capuchón con cuidado, manteniendo la aguja apuntando hacia arriba y sin tocarla. Es normal ver pequeñas burbujas de aire, pero no es necesario eliminarlas, es suficiente con agitar suavemente la jeringa para que suban a la superficie.
Ajuste de dosis.
En ocasiones, el médico puede prescribir una dosis de heparina inferior a la que viene en la jeringa precargada. En estos casos, es necesario colocar la jeringa hacia abajo y eliminar el exceso de heparina.
La técnica del pellizco.
Sujetar la jeringa con la mano dominante y, con la otra mano, crear un pliegue en la piel del abdomen. Este pellizco se ha de mantener durante toda la inyección, con el fin de facilitarla y asegurarnos que la heparina no se administra de una manera demasiado profunda.
Ángulo de inserción e inyección.
La aguja debe insertarse en un ángulo de 90 grados respecto a la piel. Una vez introducida, para inyectar la heparina, se presiona el émbolo lentamente y con un ritmo constante.
CUIDADOS POSTERIORES
Después de la inyección.
Para retirar la aguja, el émbolo debe mantenerse presionado a la vez que se tira recto de la jeringa. Una vez esté fuera, se recomienda presionar suavemente la zona de la inyección con un algodón empapado en alcohol, evitando frotar, ya que podría dar lugar a la aparición de un hematoma.
Desecho seguro.
Las jeringas usadas deben desecharse con el capuchón puesto y en contenedores especiales para objetos punzantes, con el fin de evitar accidentes.
La idea de autoinyectarse puede dar algo de miedo al principio, pero con práctica y paciencia, se convierte en una rutina fácil de realizar, con la que los pacientes ganan independencia, mejoran su calidad de vida y reducen el número de visitas al hospital. La clave está en seguir cada paso con calma. Ante cualquier duda sobre cómo administrar la heparina, es fundamental consultar con el médico o farmacéutico.
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