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Trastornos asociados al Parkinson

PÁRKINSON - 2 de noviembre de 2017

La enfermedad de Parkinson afecta a unos 6,3 millones de personas en todo el mundo. En España es la segunda patología neurodegenerativa más prevalente, con unos 90.000 afectados. Es también una de las más conocidas y, como suele ocurrir con otras enfermedades neurológicas, una de las más mitificadas. El Parkinson suele asociarse a esta estampa: una persona mayor, generalmente un hombre, con temblores incontrolables. Sin embargo, va mucho más allá.

Tres de los mitos más extendidos sobre esta patología presuponen que está vinculada a la tercera edad y que es más frecuente en hombres o en ciertas razas. No es cierto. Una persona menor de 20 años de cualquier sexo o raza puede sufrir Parkinson: al actor Michael J. Fox se lo diagnosticaron antes de cumplir los 30 años. Y los temblores, siendo el síntoma más emblemático, no se dan en todos los pacientes ni son el único. Los expertos señalan, de hecho, que el principal síntoma es la rigidez, todo lo contrario al temblor.

En todo caso, la aparición del Parkinson es solo el principio de mayores complicaciones para los afectados. La mayoría conserva su capacidad intelectual a medida que la enfermedad evoluciona. Ser consciente de cómo sus capacidades físicas disminuyen lleva a muchos a sufrir depresión, que a su vez es uno de los efectos secundarios asociados al tratamiento farmacológico. Junto a la depresión aparecen trastornos emocionales. El pesimismo, la irritabilidad y la inseguridad llevan a muchos a aislarse socialmente.

El funcionamiento inapropiado del sistema nervioso vegetativo, encargado de regular la actividad normal de los músculos, da lugar a un segundo grupo de trastornos. Esta alteración provoca la aparición de trastornos urinarios (desde problemas para orinar hasta incontinencia), estreñimiento, afecciones cutáneas y problemas para tragar y masticar.

La lista de problemas añadidos no termina ahí. También se han descrito fatiga, agotamiento fácil y cansancio crónico; problemas sexuales; sudoración excesiva y crisis de seborrea, trastornos respiratorios o trastornos oculares. En algunos casos se desconoce su origen. Es lo que ocurre con los trastornos de sueño, como el insomnio, las pesadillas o la somnolencia durante el día. No se sabe si se producen por la propia enfermedad o como consecuencia de su tratamiento.

Si bien el conocimiento sobre el Parkinson ha dado un salto cualitativo en los últimos años debido a casos de cierta relevancia (el boxeador Mohamed Alí o el actor Robin Williams), sigue habiendo mucho trabajo por hacer. Acabar con las ideas erróneas es el primer paso para favorecer una detección temprana y posterior manejo de la enfermedad.

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